“Alerta, alerta que caminan, los chicos organizados por América latina”, cantaban en medio de un calor pesado, cientos de pibas y pibes de Rosario y Gran Rosario y otros venidos de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba hasta la ciudad que parió la bandera, los estallidos del ´69 y aquella figura rebelde que este año cumplirá ochenta, Ernesto “Che” Guevara. Fue en Rosario, en una luminosa tarde que el trencito de la vida, los cabezudos, los títeres del compañero tucumano que siempre emociona con la historia de su viejo y los zafreros que se reunían a ver muñecos en los costados de las montañas, los redoblantes de la comparsa “Todo por un sueño” y más de un millar de personas gritaron bien fuerte: “El hambre es un crimen. Ni un pibe menos en la Argentina”.
Desde Villa Constitución, la Asociación Engranajes junto a Abriendo Caminos, la Cooperativa Indepres (MTL) de Rosario, la Cocina Comunitaria de Capitán Bermúdez, integrantes de la Mesa Regional de Trabajo por la Infancia, la Juanito Laguna, de Santa Fe, militantes sociales, corazones palpitantes y en carne viva, decoraron el local del supermercado recuperado por sus trabajadores, ahora llamado La Toma, en pleno centro de la ex ciudad obrera ahora devenida en territorio donde circula el dinero derivado de la orgía de la soja.
-Vamos a hacer marchas hasta que no haya más hambre en la Argentina – dijo una nena de luminosos ojitos marrones a manera de prólogo.
Brenda, de Villa Constitución, balbuceó que quería que “todos los chicos tuvieran zapatillas y pantalones”, mientras una piba de los Pueblos Originarios radicados en Rosario, dijo que no es posible que “a los gobiernos se les tenga que mendigar para tener vivienda y educación. No puede ser que nos den droga en lugar de un futuro digno”, remarcó con claridad, contundencia y ternura invicta.
Después llegó el turno de Víctor De Gennaro, Secretario de Relaciones Institucionales de la Central de Trabajadores Argentinos, que sostuvo que “frente a este gobierno es necesario construir una nueva marcha que recoja la experiencia de las anteriores. Porque yo tuve la suerte de aprender de estos chicos que fueron capaces de transformarse a si mismo, que se puede cambiar, que se debe cambiar. Hoy empieza el camino hacia la victoria. Nuestro pueblo está para más y es necesario juntarnos”, sostuvo el referente social y político.
A renglón siguiente, habló el poeta militante, Alberto Morlachetti: “¿Cuál de los queridos pedacitos de Rodolfo Walsh o Agustín Tosco hablaba de capitalismo?. ¿Qué tipo de amnesia globalizada sufrimos los argentinos?. En los años setenta se hablaba de socialismo, no de capitalismo con rostro humano. Y eso es lo que habrá que reverdecer para que los chicos que tienen textura de futuro realmente lo sean. Socialismo para la liberación”, remarcó Alberto con una pasión desbordante y contagiante.
Para finalizar exhortó a la conciencia argentina: “si nosotros permitimos que haya el 45% de niños pobres en la capital correntina, el 30 por 1000 de mortalidad infantil en la provincia de Formosa ¿qué futuro nos queda? ¿o acaso el futuro no tiene textura de niños?. Si tiene textura de niños, compañeros, esa marcha que estamos trazando entre todos, que recorrerá imaginarios, comenzará a dibujar otro camino y ese camino que va a dibujar es el camino de la liberación. Porque no hay otro camino.”
Prometió que “la que viene será la última Marcha de los Chicos del Pueblo. Porque vamos a llegar hasta la Plaza de Mayo y no nos vamos a ir hasta que efectivamente deje de haber chicos que se mueren de hambre en la Argentina. Porque un solo chico que se muere de hambre en la Argentina es ya un genocidio”, sostuvo en medio de aplausos y redoblantes esgrimidos con la singular habilidad de las manos pibas de los chicos que lucían sus pecheras con orgullo, aquellas de la leyenda “El hambre es un crimen”.
Vinieron los saludos de las Madres de Plaza de Mayo de Rosario y Santa Fe. Habló la querida e infaltable Queca Kofman que sostuvo sentir “alegría por estos chicos y bronca frente a la indiferencia de los gobiernos”. Y llamó a luchar “Por un pueblo feliz, por estos niños, por los sueños de nuestros hijos, esos sueños inconclusos y que hoy los están llevando a cabo todos los jóvenes, por ellos les pido que el día 6 de marzo signifique algo en la historia política de este país.”, indicó la maestra de ojos azules.
Eduardo Delmonte, de la Corriente Clasista Combativa, que aseguró que “la lucha nuestra es una acumulación y vamos todos los días, junto a todos estos compañeros con los cuales hemos aprendido a conocernos día a día, a compartir la trinchera de lucha para un día poder pasar en limpio lo que aprendimos del 2001, que no se cerró, que sigue abierto y que tenemos que concluir las tareas que empezamos esos días que es imponer un gobierno de unidad popular que meta la mano en los bolsillos a los grandes terratenientes y a los grandes monopolios –extranjeros fundamentalmente-, y reparta esa riqueza. Vamos en camino de eso, hay luchas por todos lados, como acaba de nombrar el compañero De Genero, el compañero Morlachetti, y nosotros somos parte de eso y estamos muy contentos de estar acá”
Por su parte, Carlos Chile, del Movimiento Territorial Liberación, expresó que sentía victorioso. “Uno está acostumbrado a ir por los comedores y a ver como vamos peleándola, pero hay que ser muy revolucionario, hay que ser muy audaz, hay que querer mucho al futuro para ponerse 40, 50, 100 pibes al hombro, para educarlos, para cuidarlos, para lavarlos, para darles de comer, para sufrir frente a cada una de sus dificultades, para soñar un futuro distinto y que estos pibes vayan creciendo y se transformen en educadores. La primera reflexión que a mi me viene a la cabeza, es que somos invencibles, que no nos pueden derrotar quienes soñaron el país del “sálvese quien pueda”, quienes soñaron el país de los Mac Donald’s, porque se está construyendo el país de los chicos del pueblo.”, dijo con emoción y profunda simpleza.
Héctor Quagliaro, histórico dirigente de la Asociación de Trabajadores del Estado, reverberó su primera experiencia en Tucumán cuando vio a pibas y pibes comiendo tierra. Y terminó diciendo, al uso de Arturo Jauretche en su poema del Paso de Los Libres que “es pa todos el invierno o es pa todos la cobija”.
Por último, Pedro Peretti, de la Federación Agraria Argentina, indicó que “sin reforma agraria no habrá futuro para los pibes en la Argentina y que este es uno de los temas tabúes en el país”.
De esta manera, con mucho calor y mucha pasión, entre banderas multicolores y canciones de pibes del barrio Ludueña, donde viviera Pocho Lepratti, el ángel de la bicicleta al que le cantara León Gieco, terminó el acto del lanzamiento de la campaña nacional “El hambre es un crimen”. Una vez más, desde Rosario y hasta cada rinconcito del país, otro Cielo fue parido por la ternura rebelde de las chicas y Chicos del Pueblo.
El próximo 18 de Abril la cita es en la Parroquia Santa Cruz de la Ciudad de Buenos Aires, para sembrar la esperanza, para abrazarnos, para decir “El Hambre es un Crimen. Ni un Pibe Menos” y construir esa nueva y arrasadora utopía de la vida.
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