viernes, 29 de febrero de 2008

El rescate de la utopía

(Leonardo Boff) - En el desamparo en que se encuentra la humanidad actual se hace urgente rescatar el sentido libertador de la utopía. En verdad, vivimos en el ojo de una crisis de civilización de proporciones planetarias. Toda crisis ofrece oportunidades de transformación y riesgos de fracaso. En la crisis, se mezclan miedo y esperanza, especialmente ahora que estamos ya dentro del proceso de calentamiento planetario. Necesitamos esperanza, la cual se expresa en el lenguaje de las utopías. Éstas, por su naturaleza, nunca van a realizarse totalmente, pero nos mantienen caminando. Bien dijo el irlandés Oscar Wilde: «Un mapa del mundo que no incluya la utopía no es digno de ser observado, pues ignora el único territorio en el que la humanidad siempre atraca, partiendo enseguida hacia otra tierra aún mejor». En Brasil, el poeta Mário Quintana observó acertadamente: «Si las cosas son inalcanzables… ¡oye! / No es motivo para no quererlas / ¡Qué tristes los caminos si no fuera / la mágica presencia de las estrellas!».

La utopía no se opone a la realidad, mas bien pertenece a ella, porque ésta no está hecha solamente de aquello que es, sino de lo que todavía es potencial y que un día puede ser. La utopía nace de este trasfondo de virtualidades presentes en la historia y en cada persona. El filósofo Ernst Bloch acuñó la expresión principio-esperanza. Por principio-esperanza, que es más que la virtud de la esperanza, él entiende el inagotable potencial de la existencia humana y de la historia, que permite decir no a cualquier realidad concreta, a las limitaciones espacio-temporales, a los modelos políticos y a las barreras que cercenan el vivir, el saber, el querer y el amar.

El ser humano dice no porque primero dijo sí: sí a la vida, al sentido, a los sueños y a la plenitud ansiada. Aunque de manera realista no entrevea la plenitud total en el horizonte de las concretizaciones históricas, no por eso deja de anhelarla con una esperanza que jamás se apaga. Job, casi a las puertas de la muerte, podía gritar a Dios: «aunque me mates, aún así espero en Ti». El paraíso terrenal narrado en Génesis 2-3 es un texto de esperanza. No se trata del relato de un pasado perdido que añoramos, es más bien una promesa, una esperanza de futuro hacia cuyo encuentro caminamos. Como comentaba Bloch: «el verdadero Génesis no está al principio sino al final». Sólo al término del proceso evolutivo serán verdaderas las palabras de las Escrituras: «Y vio Dios que todo era bueno». Mientras evolucionamos no todo es bueno, sólo es perfectible.

Lo esencial del Cristianismo no reside en afirmar la encarnación de Dios -otras religiones también lo hicieron-, sino en afirmar que la utopía (aquello que no tiene lugar) se volvió eutopía (un lugar bueno). Hubo alguien en cuya muerte no sólo fue vencida la muerte, lo que todavía sería todavía poco, sino en quien irrumpieron interior y exteriormente todas las virtualidades escondidas en el ser humano. Jesús es el «novísimo Adán», en expresión de san Pablo, el homo absconditus ahora revelado. Pero él es sólo el primero entre muchos hermanos y hermanas; nosotros le seguiremos, completa san Pablo.

Anunciar tal esperanza en el actual contexto sombrío del mundo no es irrelevante. Transforma la eventual tragedia de la Tierra y de la Humanidad, debida a amenazas sociales y ecológicas, en una crisis purificadora. Vamos a hacer una travesía peligrosa, pero la vida estará garantizada y el Planeta todavía se regenerará.

Los grupos portadores de sentido, las religiones y las Iglesias cristianas deben proclamar desde lo alto de los tejados semejante esperanza. La hierba no creció sobre la sepultura de Jesús. A partir de la crisis del viernes de la crucifixión, la vida triunfó. Por eso la tragedia no puede tener la última palabra. La tiene la vida, en su esplendor solar.

Betancourt, muy enferma, escribe que la muerte es una "opción dulce"

• La rehén de las FARC dice en una carta a su marido que solo desea poner fin al sufrimiento de su familia
• El presidente Sarkozy se ofrece para ir a la selva a recoger a la secuestrada francocolombiana




ABEL GILBERT / BUENOS AIRES
JOSÉ ANTONIO SOROLLA / PARÍS


(EL Periódico) - Es una estremecedora despedida. Una de las últimas cartas de Ingrid Betancourt a su esposo refleja que el pesimismo y la desgana le han ganado la partida tras seis años en manos de la guerrilla. Gravemente enferma, la candidata reflexiona sobre la posibilidad de que, en última instancia, su muerte libere definitivamente a los suyos del sufrimiento. "Siento que la vida de mis niños está en stand-by esperando a que yo salga y su sufrimiento diario hace que la muerte me parezca una opción dulce". Es parte del contenido de la carta desvelada ayer por la cadena de televisión Cuatro.

"No tengo ganas de nada --continúa la misiva-- y creo que esto último es lo único que está bien, no tener ganas de nada". En la carta, --escrita "una mañana lluviosa como mi alma"-- le pide a su esposo: "Ponte en paz contigo mismo, ponte en paz conmigo".

Una carta que no hace sino confirmar la poco halagüeña radiografía que los recién liberados hacen de su compañera de cautiverio. Pocas horas después de abandonar la selva donde pasó siete años en manos de las FARC, el excongresista Luis Eladio Pérez lanzó una advertencia descarnada: Betancourt corre peligro y el tiempo juega en contra. Padece hepatitis B y está muy enferma y débil. Tras este diagnóstico, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, se brindó a ir a la selva, concretamente a la frontera entre Venezuela y Colombia, para recoger a la rehén francocolombiana.

FÍSICA Y EMOCIONALMENTE

La voz de alarma la dió este liberado cuando puso sobre el tapete que la excandidata --"muy deteriorada física y emocionalmente"-- no solo sufre las mismas miserias que el resto de rehenes sino que, además, sus captores "se ensañan" con ella. Unas declaraciones que llegan pocos meses después de que se dieran a conocer las imágenes de una Ingrid Betancourt extremadamente delgada y tremendamente afligida y la carta donde se dibujó como una muerta en vida. "Hay que salvarla", dijo el excongresista Pérez a Radio Caracol para después constatar su debilitado estado de salud.

Desde Suráfrica, donde se encuentra en visita oficial, Sarkozy, tras ofrecerse a ir a buscarla, renovó ayer su llamamiento a las FARC para que liberen sin demora a Ingrid Betancourt. "El martirio que imponen a Ingrid Betancourt es un martirio que infligen a Francia", dijo el presidente francés en referencia a las FARC. "Se trata de una cuestión de vida o muerte. No pueden dejar morir a esta mujer", añadió.

Sarkozy pidió al presidente venezolano, Hugo Chávez, que utilice "toda su influencia para salvar la vida de Ingrid Betancourt", cuya suerte, según el jefe del Estado francés, "depende de un gesto humanitario, no de un acuerdo humanitario", al que Francia se compromete a contribuir, pero después de la liberación de la rehén.

PETICIÓN DE CHÁVEZ

Chávez respondió inmediatamente y se comprometió a enviar un mensaje al jefe de la guerrilla, Manuel Marulanda, para lograr la liberación de la excandidata y de todos los rehenes. El primer ministro, François Fillon, concretó que salvar la vida de Betancourt es "una cuestión, sin duda, de semanas".

El excongresista liberado explicó que la última vez que vio a Betancourt fue el pasado 4 de febrero. "Alcanzamos a estar unos cinco minutos para darme cuenta de su situación", comentó. Pudieron encontrarse después de haber burlado brevemente a sus guardias.

El excongresista no aclaró si fue en ese momento en el que Betancourt le dio "unas cositas" para entregar a Yolanda Pulecio, la madre de la cautiva, su hermana Astrid y a sus hijos. Pérez hizo especial referencia al cinturón hecho a mano por ella destinado a Melanie Delloye, la mayor de sus dos hijos.

Tras confiarle estos recuerdos, Betancourt se despidió de Pérez "con una emoción muy grande". A medida que se alejaban, su voz cobraba mayor intensidad. El exlegislador contó que ella le gritaba que no se "estaba tratando de recuperarse un poco" con algunas vitaminas que le habían suministrado. "Me dijo: goza cada minuto de libertad".

"Ella es una llama que se está apagando", alerto su esposo, el publicista Juan Carlos Lecompte, tras conocer el relato del liberado. Y agregó, imperativamente: "No se puede esperar más meses o años, como se ha esperado hasta ahora".

jueves, 28 de febrero de 2008

Silvio Rodríguez: "El socialismo cubano no debe dejar de soñar"

El cantante cubano habla en una entrevista en ADN.es sobre la sucesión de Fidel y asegura que no soportaría "que se pretenda humillar nuestra historia y someter nuestra soberanía"

¿Cómo se imagina la evolución de su país después de la renuncia de Castro?

Antes y también después de la renuncia de Fidel, mi deseo es que el socialismo cubano, sin dejar de pensar en el mañana, esté también a la altura de las necesidades de hoy. Que no deje de soñar y desear un ser humano y una sociedad mejores, pero desde la perspectiva que da la actualidad, no desde la que prefiguraron los pioneros del socialismo. Una vez lo dije en la Asamblea, cuando fui Diputado: que nuestro socialismo debía ser siempre perfectible.

¿Qué papel jugará el PCC? ¿Puede entorpecer la apertura, si la hubiera?

Desde mi visión de hombre sin partido, aunque con criterio, el PCC tiene el deber de recoger todas las opiniones del país, no sólo las de los que están a su favor. El PCC, por ser partido único, está obligado a ser plural y polémico en sí mismo, porque las contradicciones, la crítica y la autocrítica son fuentes muy importantes para el avance de cualquier sociedad.

¿Y la emigración y exilio?

Ambas palabras parecen sustantivas. Uno dice emigración y piensa en economía, y dice exilio e inmediatamente piensa en política. Creo que ambas pueden jugar su papel en el devenir cubano, cada una en su medida. La emigración porque ha sido una víctima de la realidad. El exilio porque es una respuesta a la misma. Lo único que no soporta ni creo que llegue a soportar la mayoría de los cubanos es que se pretenda humillar nuestra historia y someter nuestra soberanía, y con ello traicionar los ideales de José Martí.

¿Cuál es el principal riesgo que corre Cuba en este nuevo período?

Una interpretación errónea de los signos sociales, cegarnos ante la necesidad de un crecimiento, aunque no creo que eso sea lo que vaya a pasar. Eventualmente también pudiera aparecer algún "genio" de la Casa Blanca que de pronto decida "ayudarnos" con marines. Ese tipo de barbaridad está siempre latente, por desgracia.

¿Cree que la ingerencia extranjera podría llevar a Cuba hacia la Guerra Civil?

Una injerencia extranjera fundiría la nación cubana a la sagrada función de defenderse.

¿Qué papel puede jugar España en este proceso?

Creo que el que juega últimamente no está mal. Un diálogo fraterno siempre ayuda.

¿Qué modelo de país, qué sistema desearía para el progreso de Cuba?

Somos parte del llamado Tercer Mundo, donde el modelo neoliberal está en crisis, por ser camino de explotación y sometimiento. Así que por historia, por posibilidades, por nivel de desarrollo y hasta por geografía creo que el sistema que nos corresponde es el mismo que tenemos, o sea el socialismo. Tampoco dudo que el socialismo algún día pueda dar lugar a un sistema superior, pero eso estaría por ver.

¿Se puede ser aún revolucionario?

Desde Cuba, desde América Latina, sin dudas. Ojalá también se pueda, o al menos se comprenda, desde Europa.

El fondo de la canasta

Por Carlos del Frade

(APe).- Mientras se acerca la fecha del inicio de clases en la Argentina, los números que aportan los medios de comunicación dicen que este año será mucho más caro enviar los pibes a estudiar.
La llamada canasta escolar aumentó un treinta por ciento en solamente treinta días, consecuencia de especulaciones varias que explotan en el bolsillo de las mayorías.
De acuerdo al Centro de Educación al Consumidor “la canasta escolar ha aumentado un treinta por ciento. Mochilas, calzado y guardapolvos son los que más han subido. Los artículos de plástico, como también cartucheras y carpetas, sufrieron incrementos porque son derivados del petróleo, una materia prima que en 2007 y lo que va de 2008 tuvo una fuerte alza", dijo la presidenta de la organización, Susana Andrada.
Las explicaciones van desde las lluvias en el Chaco y su incidencia en el precio del algodón hasta la crisis financiera estadounidense.
Lo cierto es que los ingresos de los argentinos están muy por detrás de los valores que impactan en la vida cotidiana.
Una familia de cuatro integrantes debe gastar mensualmente alrededor de 3 mil pesos, según los estudios de economistas vinculados a organizaciones sociales como la CTA. Ese monto es impensable cuando el ingreso medio de los argentinos está por debajo de los mil quinientos pesos.
Porque también es hora de hablar de ingresos y no de salarios ya que casi la mitad de la clase trabajadora procura su bienestar material a través del empleo en negro y allí no hay paritaria que rija. Y, por otro lado, los trabajadores en blanco soportan jornadas que largamente superan, en su gran mayoría, las ocho horas diarias, con lo que el sueldo es siempre una migaja en comparación a la capacidad y esfuerzo puesto al servicio del patrón.
La mentira, entonces, oficial y privada, aquella que esgrimen las empresas que prometen el cielo desde la publicidad televisiva, no está solamente en las cifras sino en ocultar el avance de los que cada vez pueden menos frente a precios cada vez más caros.
En el caso de la canasta escolar, algunos supermercados prometieron regresar los precios a los del año pasado. No es creíble. "Por la experiencia, no creo que esto suceda, y además no es serio pensar que los útiles tendrán los mismos precios que el año pasado, porque ya hay aumentos y porque la gente no compra sólo en supermercados. Además, habrá que ver si en la canasta incluyen los productos que la gente realmente pide y compra y la indumentaria, que es parte de lo necesario", indicó Sandra González, titular de la Asociación de Defensa de los Consumidores y Usuarios de la Argentina.
Detrás de los precios que suben y los índices de inflación dibujados aparece el crecimiento del empobrecimiento de las mayorías argentinas.
De allí que hasta la última metáfora de igualdad que sobrevivía en el país, el delantal blanco, tiene costos inimaginables.
Pero más allá de la bronca y la indignación circunstanciales, es necesario saber que algo profundo se oculta en las cifras. Porque aunque el gobierno hable de una inflación anual del ocho por ciento y los estudiosos sancionados del Instituto Nacional de Estadística y Censos difundan que el costo de vida, en realidad, se incrementó en casi un 27 por ciento; el problema grande no está en el disfraz oficialista o no de los porcentajes sino que encierra una mecánica feroz: cada vez es más caro vivir en el país de los argentinos.
O en forma gráfica, cada vez hay más pobres como consecuencia de la acumulación de riquezas en pocas manos, la subordinación de la política a los intereses de esas fortunas y la ausencia de una herramienta popular de transformación social y económica.
Educar es más caro porque importa poco que todas las chicas y todos los chicos argentinos logren educarse. Lo que importa es que las mayorías se indignen por las formas y no por el fondo: el país hecho a imagen y semejanza de las minorías. Eso es lo que está en el interior de todas las canastas.

Fuente de datos:
Diario El Siglo - Tucumán 05-02-08 y Agencia de Noticias ACTA-CTA 05-02-08

La guerra contra los cartoneros

Por Oscar Taffetani

(APe).- La corporación Baosteel de Shangai fue una de las primeras en interesarse en el reciclado de la chatarra de las Torres Gemelas.

Todavía humeaban en el Ground Zero los restos de esos dos grandes edificios neoyorquinos; todavía los bomberos y brigadistas buceaban entre los escombros buscando cadáveres; todavía los familiares de las víctimas dejaban correr sus desoladas lágrimas hacia el Hudson, cuando febriles e-mails ofertaban y contraofertaban en la puja por quedarse con los metales chamuscados y retorcidos que había dejado el 11-S.

Finalmente, los empresarios cerraron trato, a unos 150 dólares la tonelada. Un primer barco con restos de las Torres Gemelas llegó a la India en enero de 2002. Lo esperaban miles de obreros recicladores, listos para clasificar el material y enviarlo a las trituradoras y hornos de fundición. Otro barco, pocos días después, llegó a China, donde también lo esperaban miles de obreros recicladores. Y así hasta dar cuenta de las 300 mil toneladas de chatarra generadas por el atentado.

Luego, aquel metal oscuro, vuelto a relucir, ya convertido en cucharitas, en ollas y sartenes, volvió al Nuevo Mundo (incluso a la ciudad de Nueva York) para satisfacción de millones de ciudadanos con sus impuestos al día, admirados de la calidad y buen precio de los productos chinos.

He allí una muestra de la economía globalizada. Todo es reciclable y comercializable, y no hay poder sobre la tierra -ni dolor humano- que pueda imponer otras reglas.

Historia de un oficio

Cuando el brigadier Cacciatore, intendente de facto de la Reina del Plata, prohibió la incineración de residuos y eliminó los basurales a cielo abierto, a principios de los ‘80, tenía previsto reemplazar el viejo sistema por una empresa estatal faraónica (como todo lo que hacía) llamada CEAMSE.

Al funcionamiento -o disfuncionamiento- del CEAMSE se le debe una nueva atracción turística porteña: la Reserva Ecológica. También, la aparición de nuevas pampas de relleno sanitario en el Conurbano. Y se le debe, fundamentalmente, la aparición de los cartoneros, obreros del reciclaje que juntan, clasifican y trasladan hacia los mayoristas y los refundidores una parte de la basura que a diario produce la ciudad.

Así, el popular ciruja, tan bien retratado en tangos y aguafuertes del siglo pasado, devino cartonero, ya que el grueso del material que levanta de calles y veredas es cartón, seguido de papel, latas y PET (un plástico recuperable, utilizado en envases de bebidas y alimentos).

Pero, además, fruto de las necesidades de los super y los hipermercados y de los nuevos sistemas de logística, la producción de envases reciclables ha ido aumentando en proporción geométrica y la cantidad de basura generada ya se ha vuelto incalculable.

En las décadas siguientes, la pauperización y lanzamiento a la intemperie de decenas de miles de habitantes de la Capital y el Conurbano (un genocidio que no ha merecido hasta ahora la atención judicial) creó una nueva clase de trabajadores informales, los cartoneros, quienes complementan la recolección sistemática de la basura, que está por lo general a cargo de concesionarios.

Pronto, con esa admirable dignidad que saca a relucir nuestro pueblo en los momentos más difíciles, los cartoneros se organizaron en cooperativas y en pequeñas empresas familiares.

Ataque de madrugada

El Gobierno porteño, atento a la nueva realidad (y al “que se vayan todos” que todavía flotaba en el aire) creó un marco legal -la ley 992 del 21 de enero de 2003- para que el trabajo de los recicladores urbanos (así los llamó) se pudiera desarrollar en condiciones de seguridad y salubridad.

Había cambiado, en los últimos tiempos, el paisaje de Buenos Aires, y aquellos humildes obreros del reciclaje, en lugar del uniforme de una empresa privada de recolección de residuos, lucían otro “uniforme”: el de la pobreza. Pero además (y esto era lo que molestaba a ciertos empresarios-basura), osaban quedarse con una parte del valor de esa valiosa mercancía arrojada cada tarde a las veredas por la ciudad opulenta.

Entonces, a fines de 2007, una combinación de movimientos empresarios y dirigenciales (el levantamiento del Tren Blanco que conducía a los obreros y su carga desde la Capital al Conurbano; la contratación de camiones con un plan encubierto de erradicación; el desalojo compulsivo de los campamentos de cartoneros, etcétera) marcó el inicio de una extraña guerra, una guerra declarada por el nuevo Gobierno porteño a ese “enemigo” que había incurrido en el desaguisado de querer vivir, de querer seguir respirando y alimentando a sus hijos, de mantener una obstinada honradez y una obstinada dignidad.

Las excusas empresarias y dirigenciales fueron cínicas, semejantes a las de los nazis antes de comenzar su faena: “El Tren Blanco se puede convertir en un Cromañón rodante”, dijo uno. “Esas familias acampadas son un riesgo para ellas mismas; los chicos no tienen seguridad”.

Luego del discurso, acompañado y amplificado por algunos medios, vino la acción: desalojos de madrugada, secuestro y destrucción de las “pertenencias” de los cartoneros (hasta paquetes de pañales cargaron en camiones compactadores), bastonazos, golpes a los que se resisten, detención de los más rebeldes.

Algunos vecinos del barrio de Belgrano que comprendieron la justa demanda de los cartoneros, les acercaron alimentos, vituallas y su presencia solidaria al campamento. Fueron pocos, a decir verdad, pero demostraron que el país tiene reservas morales no sólo “al otro lado de la General Paz”.

Mientras tanto, los concesionarios de los trenes urbanos se reúnen con los concesionarios de la basura urbana y con los concesionarios del Gobierno nacional y municipal (de algún modo hay que llamarlos). En esas reuniones secretas se habla de grandes temas, como el precio de la basura en sus distintas etapas, el costo de los camiones destinados a los cartoneros, el costo de las campañas de prensa y el futuro del pingüe negocio, en el mediano y largo plazo.

No importa cuánta sangre humana se haya vertido -y se vaya a vertir- en esta guerra. Podrán olvidarse héroes y fechas patrias, versos inmortales y de los otros. Pero lo que no puede olvidarse es el culto, el sagrado culto, al dios de la mercancía y la ganancia.

Es el dios que los protege en su guerra, en su implacable guerra contra los cartoneros.

P. Oscar Pezzarini: 20 años de sacerdocio

Reseña biográfica del Padre Oscar Pezzarini, FDP



El Padre Oscar Pezzarini nació en la ciudad entrerriana de Federación el 23 de enero de 1962. Siendo niño aún, sus padres se trasladaron a la ciudad de Lanús , provincia de Buenos Aires, y allí terminó la escuela primaria.

Cursó la escuela secundaria en Villa Domínico, Avellaneda, en el Instituto San Vicente de Paúl de la Obra Don Orione , donde fue dirigente del oratorio “Movimiento Juvenil ‘La Onda’” y descubrió el carisma del Apóstol de la Caridad.

En 1980 ingresó a la Congregación para realizar los estudios eclesiásticos y al año siguiente, el 12 de marzo, hizo sus primeros votos. El 15 de agosto de 1986 emitió sus votos perpetuos. En el Seminario de Morón realizó sus estudios de Filosofía y Teología.

El 27 de febrero de 1988 fue ordenado sacerdote por monseñor José Agustín Marozzi, obispo emérito de Resistencia, quien transcurría su retiro en el Cottolengo de Claypole. La ordenación sacerdotal tuvo lugar en la misma comunidad donde descubrió su vocación, la capilla San Vicente de Paúl de Villa Domínico.

Al poco tiempo fue destinado a servir en el Pequeño Cottolengo Don Orione de Córdoba, donde desempeñó su labor pastoral como director de esa casa.

En setiembre de 1991 fue nombrado vicedirector del Pequeño Cottolengo de Claypole, y en 1996 director, cargo que desempeñó hasta el año 2002.

Desde comienzos de 2003 fue Ecónomo de la Provincia Argentina de la Pequeña Obra de la Divina Providencia , funciones que ejerció hasta fin de 2005, cuando fue designado Superior de la Provincia Nuestra Sra. de la Guardia, que comprende Argentina, Paraguay, Uruguay y México, cargo que desempeña en la actualidad.

Roberto Beluzzo
Prensa y Comunicación
Generación de Recursos- Obra Don Orione