miércoles, 20 de diciembre de 2006

ESPIRITU NAVIDEÑO

ESPIRITU NAVIDEÑO
¿QUÉ SABEMOS, REALMENTE, DE LA NAVIDAD?

Es muy importante tratar de establecer, o por lo menos esclarecer, el verdadero sentido de la Navidad. Según las enciclopedias del mundo, la palabra deriva de Natividad que significa "natalicio", es decir nacimiento de una persona. Desde el punto de vista de la Iglesia Católica, nos estamos refiriendo al nacimiento del niño Jesús, el Hijo de Dios, hecho hombre, del Mesías, de quien ya adulto en la conmemoración de las Pascuas Judías, luego de ser crucificado resucitaría al tercer día de su muerte produciéndose el "pasaje" de la muerte a la resurrección.
Cuentan los analistas e historiadores que según los Evangelios de San Mateo y San Lucas, fueron estos apóstoles quienes dejaron testimonio que el día 25 de Diciembre era la fecha del nacimiento del Niños Jesús en un portal de Belén. Es por ello que la festividad de la Navidad, para los cristianos, cobra tanta importancia en el mundo. Marca el principio de la historia de un hombre, Hijo del Altísimo, que luego en las Pascuas se entrega como un manso cordero para ser humillado, desacreditado y muerto como símbolo de la redención de la humanidad. Nadie puede hacer oídos sordos a sus últimas palabras de reconciliación con el género humano: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen".
El día de Navidad fue oficialmente reconocido en el año 345 por influencia de San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianzeno proclamándose el 25 de diciembre como día del nacimiento de Jesús. Muchos historiadores han manifestado que esa fecha no sería real y que Jesús habría nacido mucho antes de la fecha mencionada. Pero en rigor de verdad nos queda por preguntar: ¿tiene algún tipo de importancia el detalle calendario?, ¿no sería mucho más justo reconocer el hecho del nacimiento del Hijo de Dios?, para todos los que somos poseedores de una fe inquebrantable, estructurada en el amor al prójimo y el perdón es lo más importante para poder continuar caminando por esta vida plena de vivencias positivas y negativas.
Cada vez que se produce un nacimiento es motivo de alegría y regocijo en al ámbito familiar donde la nueva criatura llega con su caudal de inocencia, amor y capacidades innatas. Hoy me toca dar gracias a Dios por contar con la existencia de un hermano que me dio la vida y que gracias a su forma mesurada y especial de mirar las cosas me hizo ver que la editorial que había publicado el día de ayer era demasiada fuerte.
Yo, personalmente, luego de releerla, la noté hasta un poco ofensiva. Es por ello que quiero darle gracias a Dios por haber puesto en mi camino ese hermano de la vida para que me hiciera entender que lo que estaba haciendo estaba mal.
Entonces apareció la disyuntiva respecto del tema a escribir y en seguida se iluminó mi mente y mi corazón para tratar de explicar, dentro de mi modesto y limitado entender, el verdadero sentido de la Navidad. Hoy la recordamos como una festividad más, un día feriado para pasar en familia, comer bien, beber (a veces demasiado) y lamentablemente esperar la llegada de un personaje "obeso", vestido con ropas muy abrigadas, pelo y barba muy blanca, quien utilizando un trineo tirado por renos recorre los domicilios e ingresando por la chimenea deja regalos y presentes a niños y adultos. Una modalidad impuesta por países nórdicos y que nada tiene que ver con el verdadero sentido de la Navidad.
La pregunta es: ¿éste es el verdadero sentido de la Navidad?, ciertamente que no. El espíritu navideño no lo trae Papá Noel o San Nicolás, sino que proviene de la luz emanada de aquella estrella que en Belén marcó el sitio donde había nacido el salvador del mundo y su nombre es y será, por los siglos de los siglos, Jesús.
La fe es un factor importante en la vida de todo ser humano. Es en este momento cuando uno debe hacer una retrospectiva de todo lo hecho durante el año. Saber reconocer sus errores y en caso de haber lastimado a un semejante, reconocerlo y pedir perdón.
Como buen cristiano debo pedirle públicamente perdón al señor Claudio Navarro por haber cometido el error de escribir una nota editorial que quizás pudo haberlo afectado a pesar de que en la misma no se lo nombra. Es de buen cristiano el reconocer los errores y saber pedir perdón cuando se comete uno o si existe la posibilidad, intencional o no, de herir a otro semejante. Si te golpean en una mejilla, pon la otra.
Queridos hermanos, amigos, familiares y enemigos les deseo de todo corazón que encuentren la paz, el amor y la dicha en esta fecha tan particular como lo es la Navidad. Si en algún momento pude llegar a ofender o herir a alguno de ustedes, simplemente acudo a vuestra generosidad y capacidad de perdón.
Que Dios los bendiga y que el Niño Jesús, que es Dios, colme el hogar de todos y cada uno de ustedes con bendiciones plenas de dicha, amor, paz y trabajo.


Oscar Fernando Baró - Editor responsable: Revista Digital "NOMEN MUNAY"
www.nomenmunay.com.ar

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