sábado, 7 de noviembre de 2009

SOBRE EDUCACION

LA REFORMA DE LA ESCUELA MEDIA

Las declaraciones de Sileoni acerca de la reforma secundaria confirman las intenciones ya planteadas por el Ministerio a su cargo en la etapa de Filmus y de Tedesco de disolver la escuela media. No es una novedad. De llevarla a cabo, estaría terminando una tarea de destrucción educativa que ya había comenzado, junto con Filmus, con la aplicación de la Ley federal de Educación, de la cual ambos fueron parte.
Sileoni ha dicho que habrá múltiples secundarios. “No habrá un secundario único : Seguramente coexistirán distintas variantes y opciones”, dijo. Se trata de “ofrecer distintas orientaciones y crear un sistema escolar más flexible, que permita a los alumnos avanzar por materias y no por ciclos anuales” (La Nación, 25.07).
El planteo de Sileoni es el de adaptar la escuela a “la vida”, es decir, informalizar la educación. La “flexibilidad” es para hacer desaparecer la educación formal, pero no sólo en la educación media. Sileoni sostiene que hay que ir hacia una escuela “sin rigideces”. Hace demagogia con “los alumnos de poblaciones más desfavorecidas” pero, en vez de resolver las condiciones “desfavorables” de vida de los jóvenes y de sus familias, responsabilidad del gobierno que integra, el ministro ofrece devaluar la escuela para que los pobres puedan “terminar”: La tan publicitada terminalidad. En una sociedad con millones de trabajadores desocupados y el resto precarizados, en negro y con salarios de pobreza, la escuela debe asimilarse a la reforma laboral vigente.
La otra justificación de Sileoni aparte de la supuesta atención a las necesidades de los pobres es otra canallada “Hay escuelas –dice- en las que los maestros ni siquiera saben el nombre de los chicos” (Ídem).
Con los argumentos de la pobreza y la falta de calidad educativa, Sileoni propone, también, eliminar la educación de adultos y generalizar el Plan Fines, un programa que permite desde hace dos años “completar el secundario a quienes adeudan materias” sin cursar en ninguna escuela. La experiencia, según el ministro, “dio mejores resultados que las tradicionales escuelas de adultos, que dictan el secundario en tres años y que sólo terminan el 20 por ciento de los que lo inician” (Ídem).
Esta escuela devaluada no necesita de docentes, y deberá ir adecuándose a las necesidades cambiantes del mercado, de las empresas. Por lo tanto, la reforma de media busca avanzar en la destrucción del Estatuto del Docente. La reforma impone el “Régimen del profesor por cargo”, máxime si se irá a una escuela “por materias”, que serán “flexibles”. Se trata de “la contratación de profesores de tiempo completo”, cargos de un máximo de 36 horas, pero que en no menos del 50 por ciento de ellas están destinadas a “tutorías” o actividades extra-curriculares, que son designadas por el director, anualmente, y de acuerdo a las “opciones” o “variantes” que se plantee cada escuela en cada momento. Es decir, cargos precarios y por “dedocracia”.
Es por eso que cuando Sileoni habla de “calidad educativa” para los más desfavorecidos, no se la cree ni él: Cuando el periodista le pregunta si de esta forma “no se resigna la calidad educativa” el ministro responde sin rubor “Simplemente, se ayuda a que la persona pueda. Sería una indignidad del estado… regalarle el título. Pero el estado… está obligado a abrir puertas y dar posibilidades” ( Ídem).

La escuela autónoma

Los planteos de Sileoni no son propios. En Educación, los K también han adoptado la agenda de los capitalistas y de la oposición.
En el 2007, dos años antes de los anuncios de Tedesco y del propios Sileoni, la Academia nacional de la Educación (ANE) galardonó con el premio Domingo Faustino Sarmiento a un trabajo que plantea los ejes básicos de la actual reforma : “ Propuestas para transformar la educación secundaria”. El jurado que galardonó a las propuestas es en sí mismo una definición política. Entre otros, lo integraron el privatizador de la Uba, Etcheverry; el representante del Consudec y de las universidades privadas clericales, Alfredo M. Van Gelderen, y nada menos que el ex funcionario de Cavallo y ex ministro de educación de De La Rúa, promotor de las escuelas vaucher, Juan Llach. Y el encargado de editar el trabajo en nombre de la ANE es el promotor de la LFE, el ex ministro menemista Antonio Salonia.
El secundario que unos y otros proponen, tiene un ciclo básico, recontra elemental, al cabo del cual egresará la mayoría de la matrícula, y otro “orientado”. EL Ciclo Orientado, justamente, tiene por función profundizar “determinados campos del conocimiento de la formación general en relación con LOS QUEHACERES SOCIALES Y PRODUCTIVOS”, es decir, aquellos quehaceres que reclaman los grupos empresarios.
Es la escuela autónoma. “Una escuela secundaria de calidad –afirma la ANE- requiere de flexibilidad organizativa y pedagógica para poder ofrecer variedad de opciones que respondan a los diversos destinatarios y los distintos contextos. Por eso hablamos de autonomía en las decisiones curriculares, en las estrategias de enseñanza, en la agrupación de los estudiantes, en los horarios, en la contratación del personal, la adquisición y el uso de los recursos didácticos, los mecanismos de evaluación y de a-cre-di-ta-ción (¡) … entre otros (¡) ” ( Ídem).
Esta escuela debe ser lo más autónoma posible, lo que también incluye la autonomía financiera, y el apoyo económico, si es apta para desenvolver los quehaceres socialmente productivos, de los grupos capitalistas interesados.
Esta privatización extrema de la educación, al servicio de las necesidades de los pulpos capitalistas, es apoyada, línea por línea, por la burocracia sindical de Ctera-Suteba de Hugo Yasky y cia.

Maria del Valle Rios (docente Jardín 917 Lanús)

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