En estos días en que se habla tanto de la violencia juvenil presente en todos los niveles, quise reflexionar sobre otro tema muy ligado a la situación de nuestros jóvenes: el de los suicidios. Tema que se cubre cuando es noticia, que agrega datos a las estadísticas oficiales y que en el peor de los casos busca culpables sin atacar las causas de fondo.
En las escuelas vemos muchas veces niños con necesidades insatisfechas, los docentes tratamos entonces de contener, orientar y ponerles el hombro cuando sus frustraciones de niños que viven problemas de adultos los angustia y deprime. Pero cuando la muerte de nuestros pequeños nos toca en algún alumno o ex alumno nos volvemos a plantear erróneamente en que fallamos o que más podríamos haber hecho.
En realidad los docentes hacemos lo que sabemos y más; pero no somos los únicos que conocen esta realidad; y menos los que tienen los recursos económicos y la de decisión política de decir: RESOLVAMOS ESTO. Nos encontramos muchas veces superados y hasta desvastados por la realidad social que se refleja todos los días en nuestras aulas. Realidad de familias rotas: por problemas económicos, afectivos, de discriminación, de analfabetismo, etc, que van minando sus relaciones, los va aislando socialmente y llevan a nuestros niños a perder cada vez más tempranamente su inocencia infantil. Problemas que no pueden solucionar solos y desde las políticas estatales (acción social, salud, minoridad) tampoco los ayudan. El Estado pone parches, tapa unos agujeros mientras destapa otros.
En mi opinión no tenemos un estado ausente, tenemos políticas que miran a otro lado, priorizan intereses minoritarios y no las necesidades de la mayoría de la población.
Entonces no RESUELVE, no tenemos un equipo de psicología (EOE) por escuela; en algún caso tenemos uno que rota por varias localidades, según donde explote el conflicto, con profesionales preparados y voluntariosos que se ven sin embargo superados llenando encuestas, planillas y diagnósticos, que obtienen respuestas ministeriales para prevenir y tender un puente a esas familias que quieren resolver sus problemas pero no saben ya a quién recurrir.
Así vamos de campaña en campaña de vacunación, o para detectar problemas odontológicos, o para registrar cantidad de indocumentados, o ¡todos a la escuela!, pero como… puro bla bla,… Se anotan los datos y… a otra cosa.
De esta realidad no todos somos responsables. La sociedad no debe hacerse cargo( como dicen los necios) sino exigir que nuestros gobernantes y funcionarios cumplan con sus obligaciones empezando por garantizar la vida plena de nuestros niños.
Maria del Valle Rios( docente jardín 917 Lanús)
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