• La rehén de las FARC dice en una carta a su marido que solo desea poner fin al sufrimiento de su familia
• El presidente Sarkozy se ofrece para ir a la selva a recoger a la secuestrada francocolombiana
ABEL GILBERT / BUENOS AIRES
JOSÉ ANTONIO SOROLLA / PARÍS
(EL Periódico) - Es una estremecedora despedida. Una de las últimas cartas de Ingrid Betancourt a su esposo refleja que el pesimismo y la desgana le han ganado la partida tras seis años en manos de la guerrilla. Gravemente enferma, la candidata reflexiona sobre la posibilidad de que, en última instancia, su muerte libere definitivamente a los suyos del sufrimiento. "Siento que la vida de mis niños está en stand-by esperando a que yo salga y su sufrimiento diario hace que la muerte me parezca una opción dulce". Es parte del contenido de la carta desvelada ayer por la cadena de televisión Cuatro.
"No tengo ganas de nada --continúa la misiva-- y creo que esto último es lo único que está bien, no tener ganas de nada". En la carta, --escrita "una mañana lluviosa como mi alma"-- le pide a su esposo: "Ponte en paz contigo mismo, ponte en paz conmigo".
Una carta que no hace sino confirmar la poco halagüeña radiografía que los recién liberados hacen de su compañera de cautiverio. Pocas horas después de abandonar la selva donde pasó siete años en manos de las FARC, el excongresista Luis Eladio Pérez lanzó una advertencia descarnada: Betancourt corre peligro y el tiempo juega en contra. Padece hepatitis B y está muy enferma y débil. Tras este diagnóstico, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, se brindó a ir a la selva, concretamente a la frontera entre Venezuela y Colombia, para recoger a la rehén francocolombiana.
FÍSICA Y EMOCIONALMENTE
La voz de alarma la dió este liberado cuando puso sobre el tapete que la excandidata --"muy deteriorada física y emocionalmente"-- no solo sufre las mismas miserias que el resto de rehenes sino que, además, sus captores "se ensañan" con ella. Unas declaraciones que llegan pocos meses después de que se dieran a conocer las imágenes de una Ingrid Betancourt extremadamente delgada y tremendamente afligida y la carta donde se dibujó como una muerta en vida. "Hay que salvarla", dijo el excongresista Pérez a Radio Caracol para después constatar su debilitado estado de salud.
Desde Suráfrica, donde se encuentra en visita oficial, Sarkozy, tras ofrecerse a ir a buscarla, renovó ayer su llamamiento a las FARC para que liberen sin demora a Ingrid Betancourt. "El martirio que imponen a Ingrid Betancourt es un martirio que infligen a Francia", dijo el presidente francés en referencia a las FARC. "Se trata de una cuestión de vida o muerte. No pueden dejar morir a esta mujer", añadió.
Sarkozy pidió al presidente venezolano, Hugo Chávez, que utilice "toda su influencia para salvar la vida de Ingrid Betancourt", cuya suerte, según el jefe del Estado francés, "depende de un gesto humanitario, no de un acuerdo humanitario", al que Francia se compromete a contribuir, pero después de la liberación de la rehén.
PETICIÓN DE CHÁVEZ
Chávez respondió inmediatamente y se comprometió a enviar un mensaje al jefe de la guerrilla, Manuel Marulanda, para lograr la liberación de la excandidata y de todos los rehenes. El primer ministro, François Fillon, concretó que salvar la vida de Betancourt es "una cuestión, sin duda, de semanas".
El excongresista liberado explicó que la última vez que vio a Betancourt fue el pasado 4 de febrero. "Alcanzamos a estar unos cinco minutos para darme cuenta de su situación", comentó. Pudieron encontrarse después de haber burlado brevemente a sus guardias.
El excongresista no aclaró si fue en ese momento en el que Betancourt le dio "unas cositas" para entregar a Yolanda Pulecio, la madre de la cautiva, su hermana Astrid y a sus hijos. Pérez hizo especial referencia al cinturón hecho a mano por ella destinado a Melanie Delloye, la mayor de sus dos hijos.
Tras confiarle estos recuerdos, Betancourt se despidió de Pérez "con una emoción muy grande". A medida que se alejaban, su voz cobraba mayor intensidad. El exlegislador contó que ella le gritaba que no se "estaba tratando de recuperarse un poco" con algunas vitaminas que le habían suministrado. "Me dijo: goza cada minuto de libertad".
"Ella es una llama que se está apagando", alerto su esposo, el publicista Juan Carlos Lecompte, tras conocer el relato del liberado. Y agregó, imperativamente: "No se puede esperar más meses o años, como se ha esperado hasta ahora".
1 comentario:
Asi que tan mal estaba esta yegua? Ahora q esta libre no se la ve tan demacrada... Mhhh, Me parece q aca hay algo mas... Por que no se dejan de mentir esta corrupta hija de puta y el payaso garca de Uribe. Ni para montar un circo como el del falso rescate sirven. Q se caguen muriendo, oligarcas hijos de re contra mil puta!!!
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