martes, 13 de enero de 2009

Definir cultura es una tarea compleja, lo primero es romper con el sentido común del concepto, hay que deshabituarse y dejar de concebir la cultura como un saber enciclopédico, en el que se ve al hombre bajo la forma de recipiente que hay que llenar; o concebirla como las acciones o costumbres ‘naturales’ y ‘desde siempre’ de los pueblos.La cultura es algo muy distinto.

En 1952 Alfred Kroeber y Clyde Kluckhorn hicieron una recopilación de todas las definiciones que del concepto de cultura había en el ámbito intelectual y de los estudios culturales; el resultado es que la cultura "consiste en patrones o modelos, explícitos o implícitos, de y para la conducta, adquiridos y transmitidos mediante símbolos, constituyendo los logros distintivos de los grupos humanos, incluyendo sus expresiones en artefactos; el núcleo central de la cultura se compone de ideas tradicionales (es decir, derivadas y seleccionadas históricamente) y especialmente de los valores que se les atribuyen; los sistemas culturales pueden, por una parte, ser considerados como los productos de la acción; por otra, como elementos condicionadores para otras acciones". La cultura es producto de la humanidad. Pero a la vez, la humanidad es un resultado de la cultura. No es posible concebir humanidad o seres humanos, fuera de lo que es la cultura. Entonces, ¿qué es cultura?, ciertamente podría afirmar que la cultura es toda acción o producción humana, sea intelectual o técnico-material,que tiene la intención de ser trasmitida o comunicada. Y en cuanto a la cultura de los pueblos, ella no es natural, sino social e histórica; son todas las acciones o producciones -intelectuales o técnico-materiales- de una comunidad, o tomadas y utilizadas por la misma, y que se tranmiten a través de las generaciones, manteniéndolas en vigencia, sea en la práctica o en la memoria de la comunidad valiéndose de cualquier soporte. Hoy en día son muy pocos los casos en que culturas de sociedades se hallen completamente libres de la influencia de culturas de otras sociedades, la cultura occidental es un caso ejemplar, en este casos se habla de hibridación de las culturas, pero eso escapa a nuestra definición.La aportación de Gramsci en lo que se entiende por cultura es muy interesante; según él la cultura es (provoca) organización, disciplina del propio yo interior, es toma de posición de la propia personalidad, es conquista de una conciencia superior, por la cual se llega a comprender el propio valor histórico, la propia función en la vida, los propios derechos y deberes, en cuanto que el sujeto está inserto en la cultura y la incorpora en su inconsciente. La formación y robustecimiento del yo, el de la afirmación de la personalidad; Gramsci escribe: “el supremo problema de la cultura consiste en adueñarse de nuestro propio yo trascendental, el ser, el yo de mi propio yo (…) Si no nos comprendemos perfectamente a nosotros mismos, no podremos conocer verdaderamente a los otros”.La definición de cultura acaba con una clara referencia a la toma de conciencia, a la propia clarificación para la lucha política, para el cambio. Estudio y cultura no son para nosotros otra cosa que coherencia teórica de nuestros fines inmediatos y supremos, y del modo como podemos llevarlos a la práctica.Así concebida, la cultura es sinónimo de crítica, de logro de una consciencia del propio yo. La misma libertad política es posterior, está condicionada al logro de esa conciencia y a la liberación de la ignorancia.La cultura como concepción coherente y unitaria de la vida del hombre, la cultura como apropiación del yo y su destino, como modo de vida y conducta, como camino a la liberación.Esta es la pauta propuesta por Gramsci: “Para mí a cultura es ejercicio del pensamiento, adquisición de ideas generales, habito de generar causas y efectos. Para mí, todo el mundo es culto, porque todos conectan causas y efectos. Pero fluctúan, se bandean, se ablandan o se vuelven violentos, intolerantes, pendencieros según los casos y ocasiones. Organizamos la cultura de la misma manera que pretendemos organizar toda la actividad práctica (...)".

Extraído de: PALACIOS, Jesús. (1997) “La cuestión escolar. Criticas y alternativas” Fontanara; México. (Cap. Gramsci: educación y hegemonía).

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