miércoles, 8 de agosto de 2007

La violencia contra las mujeres no es algo “natural” ni “inevitable”

En todo el mundo, las mujeres sufren actos de violencia diariamente. Corren el peligro de padecer actos violentos en todos los aspectos de la vida, desde los conflictos bélicos al entorno doméstico. La violencia contra ellas constituye un abuso que no es exclusivo de ningún sistema político o económico. Se da en todas las sociedades y sin distinción de posición económica, raza o cultura. Afecta por igual a jóvenes y mayores.
Las mujeres sufren violencia dondequiera que vivamos. La violencia contra las mujeres persiste porque la sociedad lo permite. Prácticamente en todas las culturas se registran formas de violencia contra las mujeres, que a menudo son invisibles porque se consideran algo normal o aceptable. Discriminación de las mujeresLa causa subyacente de la violencia contra las mujeres es la discriminación de género, es decir, la negación de la igualdad respecto a los hombres en todos los aspectos de la vida. A las mujeres se las ataca también por su raza, clase, cultura, identidad sexual o condición serológica o porque pertenecen a comunidades pobres o marginadas. En muchos países, la violencia contra las mujeres está autorizada legalmente. En Jamaica, la ley no las protege contra la violación conyugal, el incesto y el acoso sexual. En Perú, unos servicios de salud materno-infantil discriminatorios hacen posible que cientos de mujeres, niños y niñas pobres mueran cada año, y niegan a muchos de ellos el derecho a una identidad. La violencia contra las mujeres ocurre porque con demasiada frecuencia los gobiernos cierran los ojos, no castigan a quienes cometen delitos contra ellas y no garantizan a las mujeres un acceso efectivo a la justicia. Su persistencia, tanto en tiempos de paz como de guerra, se debe sobre todo a una impunidad generalizada. Quien agrede y viola a una mujer sabe que puede salirse con la suya, a pesar de que la violación y otras formas de violencia de género hace mucho tiempo que están prohibidas en el derecho internacional. Violencia sexualEn Hungría, el 70 por ciento de los delitos sexuales los cometen personas a quienes la víctima conoce, pero son pocos los responsables a los que se juzga por sus delitos. Las violaciones perpetradas por la policía y las fuerzas de seguridad son endémicas en Nigeria, así como la lamentable inacción de las autoridades del país a la hora de enjuiciar a los agresores. La violencia sexual afecta a mujeres de todas las sociedades, tanto en tiempos de paz como de conflicto. La probabilidad de que las indígenas de Estados Unidos sean víctima de violación o de agresiones sexuales es por lo menos dos veces superior a la de las mujeres estadounidenses en general. El gobierno de Papúa Nueva Guinea sigue sin hacer frente a la violencia contra las mujeres, y la consecuencia es que ésta se ha hecho tan omnipresente que impide el desarrollo nacional y contribuye a la propagación del VIH/sida.Violencia en el hogarLas mujeres corren peligro también en su propia casa. El 50 por ciento de las que son víctimas de homicidios pierden la vida a manos de sus parejas o de sus ex compañeros sentimentales. En Georgia, decenas de miles son golpeadas, sometidas a palizas, violadas y en algunos casos incluso asesinadas por sus esposos o compañeros. Un porcentaje muy reducido busca ayuda y justicia frente a la violencia. Muchas se quedan con sus compañeros porque no tienen donde ir y carecen de independencia económica. En 2005 se registró en Bielorrusia como víctimas de violencia en el ámbito familiar a casi 3.000 mujeres, pero se cree que la verdadera cifra fue mucho mayor. Como no hay en todo el país ningún refugio para víctimas de este tipo de violencia, las mujeres que la sufren no tienen donde ir.La carencia de alojamiento temporal adecuado en los países del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo Pérsico –Arabia Saudí, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Omán y Qatar– comporta que las mujeres tengan pocas oportunidades de obtener reparación en un entorno seguro y fiable.Los Estados deben proteger a las mujeres contra la violencia doméstica garantizando la existencia de una legislación adecuada, la disponibilidad de formación y asistencia médica especializadas y el acceso a refugios para las mujeres que lo necesiten. ConflictosDurante los conflictos, la violencia contra las mujeres se utiliza a menudo como arma de guerra con el fin de deshumanizar a las propias mujeres o de perseguir a la comunidad a la que pertenecen. Las personas situadas en los niveles más altos del poder político o militar son a menudo quienes ordenan, aprueban o toleran los actos de violencia contra las mujeres. Éstos persisten porque quienes están en el poder no admiten las ofensas que se han cometido y rara vez enjuician a quienes las han perpetrado. Decenas de miles de mujeres y de niñas han sufrido violencia sexual durante el conflicto de Darfur. Hasta ahora no se ha juzgado ni procesado a nadie por estos delitos. En el contexto del conflicto que se desarrolla actualmente en Costa de Marfil, muchas mujeres y niñas son víctima de violaciones en grupo o son secuestradas por combatientes que las convierten en esclavas sexuales. Las violaciones suelen ir acompañada de palizas y tortura, infligidas a veces en público y delante de los familiares de la víctima. Amnistía Internacional no tiene noticia que se haya llevado ante la justicia a ningún responsable de estos delitos. A pesar de la falta de interés de las autoridades y el silencio y la apatía social existentes en muchos países, activistas de todo el mundo siguen combatiendo la violencia contra las mujeres y luchando contra la discriminación y la impunidad. Defensores y defensoras de los derechos humanosMucho de lo que se ha conseguido en el campo de los derechos humanos de las mujeres se ha debido a los esfuerzos de las propias mujeres. Las mujeres se han organizado, han roto tabúes, han alzado su voz –en ocasiones a costa de grandes sacrificios personales– y han llevado a cabo valientes y brillantes campañas para combatir la violencia de que son víctimas. Han conseguido cambios drásticos en las leyes, las políticas y las prácticas. Algunas de ellas son víctimas y supervivientes de actos de violencia que, a pesar de los peligros y las dificultades y con la colaboración de defensores y defensoras de los derechos humanos, mujeres activistas, organizaciones de mujeres y el movimiento de mujeres, adoptan una postura firme en contra de la violencia y alzan su voz para cambiar la situación de las mujeres en todo el mundo. Muchos defensores de los derechos humanos corren peligros, pero en el caso de las mujeres estos peligros son mayores debido a su género y a los temas de los que se ocupan. Las defensoras de los derechos humanos de las mujeres, especialmente las que pertenecen a grupos raciales o étnicos marginales, pueden recibir amenazas de violencia. Como a menudo desafían las normas culturales, religiosas o sociales sobre el papel de la mujer en la sociedad, suelen sufrir acoso y represión, que van desde los insultos al asesinato, pasando por el acoso sexual y la violación. Cuando las mujeres emprenden acciones legales y hacen valer sus derechos, tienen que enfrentarse a menudo a sistemas y entornos hostiles. Las mujeres activistas han tenido con frecuencia que hacer frente al ridículo y a los prejuicios cuando han tratado de asumir un papel de liderazgo en comunidades y sociedades que consideran que el único sitio de la mujer es el hogar. Las mujeres que se han atrevido a desafiar convenciones sociales y religiosas han sido objeto de acusaciones públicas con el fin de desacreditarlas. A las mujeres que protestan contra las leyes y las prácticas discriminatorias se las tacha a menudo de traidoras a su religión o a su cultura o de enemigas del Estado. En marzo de este año, cuatro activistas de los derechos de las mujeres fueron condenadas en Irán a penas de prisión por organizar, en junio del año pasado, una protesta pacífica y pedir igualdad de derechos para las mujeres en este país. Las activistas habían organizado la “Campaña un Millón de Firmas”, iniciada en agosto de 2006 para pedir la eliminación de la legislación que discrimina a las mujeres. Fueron acusadas oficialmente de “acciones contra el Estado” y de amenazar la “seguridad nacional”, y fueron juzgadas in absentia.Es posible que la violencia contra las mujeres sea un problema universal, pero no es algo “normal ni “inevitable”. No puede haber justicia mientras se nieguen a las mujeres sus derechos humanos en cualquier lugar del mundo. El reconocimiento de los derechos humanos de las mujeres es un requisito esencial en toda sociedad. Las personas y las comunidades tienen un papel crucial que desempeñar en la superación de la discriminación de las mujeres, en la erradicación de la impunidad y en la obtención de justicia. Los Estados deben impedir e investigar los actos de violencia y castigar a los responsables, y nosotros y nosotras debemos romper el silencio: ¡Actúa ya!, No más Violencia contra las Mujeres.

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