¿Cuál es el rol de los periodistas en la actualidad?
Desde la visión clásica, nuestra tarea o la tarea que desempeñaban nuestros colegas en otro momento estaba mucho más definida como características y mucho más definida en cuanto a la relación, tanto profesional como laboral. En esa etapa donde existía un nivel mayor de conciencia respecto a lo laboral, se gesta la definición que figura en el estatuto del periodista y en los convenios colectivos respecto a lo que es el periodismo. Si nos remitimos solamente a eso, es, en todo caso, referirnos a "un piso" de definición que hoy ha cambiado. Nuestra tarea, actualmente, está mucho más dispersa.
Hay una imposición por parte de los grandes medios de mostrase a sí mismos como marcas. Han instalado continuamente la falta de solidaridad, la supuesta falta de necesidad de organizarse para defender los derechos. Las empresas tienen la necesidad de fortalecer su imagen como así también de quienes trabajan en ellas, con lo cual genera un grado de retroceso en cuanto aquellas visiones acerca de la profesión.
Muchos compañeros que trabajan en esos medios, en algunos casos abiertamente y en otros indirectamente, sin darse cuenta, van incorporando la línea y los conceptos que manejan los dueños de los medios. Por otro lado, las empresas van forjando la idea de que aquel que no está en la tele o en los medios masivos no existe, desprestigiando y marginando a los medios alternativos. Pero si uno recurre a la historia del periodismo – a La Gaceta de Mariano Moreno- se daría cuenta que éste nació a partir de la necesidad de comunicar ideas, no como un negocio.
Ya que no se puede competir con ellos en términos de mercado, y viendo que este año se inscribieron nueve mil estudiantes en la Universidad de Buenos Aires cuya pretensión es entrar a los grandes medios, ¿qué rol tendría el Estado en esta disputa que se da en el marco de los grandes medios y los medios alternativos?
¿Qué son hacia adentro hoy los grandes medios? Los planteles se han reducido abruptamente en los últimos 15 años. Utilizan la precarización, la facturación, el trabajo en negro y lo explotan de una manera consecuente.
Hace 20 años, las corporaciones periodísticas eran un puñado de medios que podían ser televisivos, radiales o agencias, pero que tenían un plantel de trabajadores que era muy importante en cuanto a número. Había miles de compañeros trabajando en esos medios.
Más tarde, estos medios se fueron multiplicando; llegó el cable, Internet, la FM. Pero a ese desarrollo tecnológico no lo acompañó un desarrollo en la ocupación. Se redujeron los planteles de los que trabajan dentro y son más explotados; y los que trabajan desde afuera son cada vez más. El 80% de los compañeros que trabajan en comunicación no están ligados a los grandes medios. Se trabaja más con las organizaciones sociales que ahora le dan un espacio distinto a la prensa, con asesorías de prensa, en medios alternativos y cada vez hay un nivel de presencia inferior en los grandes medios.
Objetivamente: No hay lugar, entonces, uno se plantea cómo se resuelve, para quién hacemos periodismo, qué se quiere comunicar. No se resuelve el tema de la comunicación desligado de factores políticos que tienen que ver con qué quiero comunicar, a quién y cómo tengo una fuerza para poder comunicar eso.
El Estado se va a ir moviendo de acuerdo a los intereses de unos pocos. No hay un proyecto en materia de comunicación, para la información pública. Hay que tener cuidado cuando hay una política que pretende naturalizar como "interés general" el interés de unos pocos.
El criterio instalado es que la mejor ley para la comunicación es la que no se escribe, la falta de regulación. Hay que encontrar ideas fuerza dentro de esa idea general para luego sumar voluntades detrás de ese algo. La peor opinión es el silencio.
Se trata de crear expresiones concretas, decir "esto así no va" y atrás está la gente. Para esto se trabaja. Hay que medir la realidad, uno puede generar una cierta simpatía, sumar fuerzas, legitimar, construir consenso. Las cosas llevan tiempo, pero se hacen.
Hace 6 años nadie se imaginaba que estaríamos viviendo un momento así en la región, cosas que se han caído del discurso único. Que la comunicación iba a ser un tema instalado en Venezuela, en Bolivia. En la región se trata el tema del gas, la soberanía, el petróleo, la participación de las organizaciones sociales, la necesidad de integración regional. Que se hable de esas cosas era impensado, es un avance.
Hay mucha lucha, mucho trabajo intelectual de años que fijaron criterios que hoy están dando resultados. Si el neoliberalismo no puede venderse como se venía vendiendo, seguramente que ya están buscando otros mecanismos para hacerlo y ver de qué manera no haya cambios económicos aunque haya cambios sociales.
Hay que crear una fuerza que incida sobre esa realidad que es dinámica y es distinta a la de hace unos años atrás.
En este sentido, ¿cómo se evalúa el tema de Radio Caracas TV en Venezuela?
Los grandes grupos económicos quieren hacer coincidir el ataque a la libertad de prensa con los intereses de la clase dominante de la cual son parte y representan. No se cerró un canal. Si se dice eso es para defender al grupo económico. En el 87 se le extendió una licencia por 20 años para usar cierto espacio radioeléctrico. Cuando se termina la licencia, se debe revisar la situación para evaluar si se le da continuidad o no. Hay que entender que estamos hablando de un bien público que debe cumplir un rol social.
Por otro lado, RC TV participó en el golpe de Estado del 2002, forma parte del elenco estable de golpistas en Venezuela. Nunca se había visto que se llamara abiertamente a matar a un presidente como se hizo desde ese canal.
La cuestión central que se disputa en Venezuela es el destino como país, no se trata si un canal privado o uno público se trata de si se instala el capitalismo o se avanza hacia un socialismo.
Esa discusión es la que está planteada y es la que hace que los grandes grupos económicos hagan causa común con RCTV. Este es el problema de fondo.
A medida que pasa el tiempo, se ve que no se contempla que se está dando una disputa. Hay una auto marginalización. Si la prensa alternativa es dinámica, ¿cómo podría aportar a este nuevo concepto político que hace años era impensado?
Correspondiéndose mejor con una situación en la que hoy hay otros temas que andan dando vueltas, sin caer en la grosería de limitarse y no ver el problema de fondo en las cuestiones. Aparece una región y la posibilidad de un intercambio distinto con esa región que antes no existía. Trabajar esos temas con persistencia pero con inteligencia, es toda una tarea.
Hay medios que pueden distorsionar su contenido y no entienden las situaciones como una disputa y sí como una cuestión profesional. Es decir, quieren hacer un periodismo de calidad, no ser un medio alternativista, dicho despectivamente, y no se plantean la disputa en el terreno cultural, ideológico.
Hay que construir desde lo alternativo y desde la comunicación la fuerza que me permite tener una espalda donde en la lucha de ideas cada cosa que digo, la sostengo con algo.
La medios alternativos deben comprometerse con el espacio en el que se encuentran, con la sociedad en la que viven, con la comunidad y serán mejores que los demás. Pero para eso tienen que construir, tienen que acumular, ser muy audaces para ir por lo demás. No me puedo dejar penetrar por el discurso del enemigo.
Nosotros planteamos un desafío superior, es más complicado, pero es más serio, y aunque no lo parezca, es lo que nos permite a nosotros construir algo mejor, no sólo decir dos o tres verdades.
Desde la visión clásica, nuestra tarea o la tarea que desempeñaban nuestros colegas en otro momento estaba mucho más definida como características y mucho más definida en cuanto a la relación, tanto profesional como laboral. En esa etapa donde existía un nivel mayor de conciencia respecto a lo laboral, se gesta la definición que figura en el estatuto del periodista y en los convenios colectivos respecto a lo que es el periodismo. Si nos remitimos solamente a eso, es, en todo caso, referirnos a "un piso" de definición que hoy ha cambiado. Nuestra tarea, actualmente, está mucho más dispersa.
Hay una imposición por parte de los grandes medios de mostrase a sí mismos como marcas. Han instalado continuamente la falta de solidaridad, la supuesta falta de necesidad de organizarse para defender los derechos. Las empresas tienen la necesidad de fortalecer su imagen como así también de quienes trabajan en ellas, con lo cual genera un grado de retroceso en cuanto aquellas visiones acerca de la profesión.
Muchos compañeros que trabajan en esos medios, en algunos casos abiertamente y en otros indirectamente, sin darse cuenta, van incorporando la línea y los conceptos que manejan los dueños de los medios. Por otro lado, las empresas van forjando la idea de que aquel que no está en la tele o en los medios masivos no existe, desprestigiando y marginando a los medios alternativos. Pero si uno recurre a la historia del periodismo – a La Gaceta de Mariano Moreno- se daría cuenta que éste nació a partir de la necesidad de comunicar ideas, no como un negocio.
Ya que no se puede competir con ellos en términos de mercado, y viendo que este año se inscribieron nueve mil estudiantes en la Universidad de Buenos Aires cuya pretensión es entrar a los grandes medios, ¿qué rol tendría el Estado en esta disputa que se da en el marco de los grandes medios y los medios alternativos?
¿Qué son hacia adentro hoy los grandes medios? Los planteles se han reducido abruptamente en los últimos 15 años. Utilizan la precarización, la facturación, el trabajo en negro y lo explotan de una manera consecuente.
Hace 20 años, las corporaciones periodísticas eran un puñado de medios que podían ser televisivos, radiales o agencias, pero que tenían un plantel de trabajadores que era muy importante en cuanto a número. Había miles de compañeros trabajando en esos medios.
Más tarde, estos medios se fueron multiplicando; llegó el cable, Internet, la FM. Pero a ese desarrollo tecnológico no lo acompañó un desarrollo en la ocupación. Se redujeron los planteles de los que trabajan dentro y son más explotados; y los que trabajan desde afuera son cada vez más. El 80% de los compañeros que trabajan en comunicación no están ligados a los grandes medios. Se trabaja más con las organizaciones sociales que ahora le dan un espacio distinto a la prensa, con asesorías de prensa, en medios alternativos y cada vez hay un nivel de presencia inferior en los grandes medios.
Objetivamente: No hay lugar, entonces, uno se plantea cómo se resuelve, para quién hacemos periodismo, qué se quiere comunicar. No se resuelve el tema de la comunicación desligado de factores políticos que tienen que ver con qué quiero comunicar, a quién y cómo tengo una fuerza para poder comunicar eso.
El Estado se va a ir moviendo de acuerdo a los intereses de unos pocos. No hay un proyecto en materia de comunicación, para la información pública. Hay que tener cuidado cuando hay una política que pretende naturalizar como "interés general" el interés de unos pocos.
El criterio instalado es que la mejor ley para la comunicación es la que no se escribe, la falta de regulación. Hay que encontrar ideas fuerza dentro de esa idea general para luego sumar voluntades detrás de ese algo. La peor opinión es el silencio.
Se trata de crear expresiones concretas, decir "esto así no va" y atrás está la gente. Para esto se trabaja. Hay que medir la realidad, uno puede generar una cierta simpatía, sumar fuerzas, legitimar, construir consenso. Las cosas llevan tiempo, pero se hacen.
Hace 6 años nadie se imaginaba que estaríamos viviendo un momento así en la región, cosas que se han caído del discurso único. Que la comunicación iba a ser un tema instalado en Venezuela, en Bolivia. En la región se trata el tema del gas, la soberanía, el petróleo, la participación de las organizaciones sociales, la necesidad de integración regional. Que se hable de esas cosas era impensado, es un avance.
Hay mucha lucha, mucho trabajo intelectual de años que fijaron criterios que hoy están dando resultados. Si el neoliberalismo no puede venderse como se venía vendiendo, seguramente que ya están buscando otros mecanismos para hacerlo y ver de qué manera no haya cambios económicos aunque haya cambios sociales.
Hay que crear una fuerza que incida sobre esa realidad que es dinámica y es distinta a la de hace unos años atrás.
En este sentido, ¿cómo se evalúa el tema de Radio Caracas TV en Venezuela?
Los grandes grupos económicos quieren hacer coincidir el ataque a la libertad de prensa con los intereses de la clase dominante de la cual son parte y representan. No se cerró un canal. Si se dice eso es para defender al grupo económico. En el 87 se le extendió una licencia por 20 años para usar cierto espacio radioeléctrico. Cuando se termina la licencia, se debe revisar la situación para evaluar si se le da continuidad o no. Hay que entender que estamos hablando de un bien público que debe cumplir un rol social.
Por otro lado, RC TV participó en el golpe de Estado del 2002, forma parte del elenco estable de golpistas en Venezuela. Nunca se había visto que se llamara abiertamente a matar a un presidente como se hizo desde ese canal.
La cuestión central que se disputa en Venezuela es el destino como país, no se trata si un canal privado o uno público se trata de si se instala el capitalismo o se avanza hacia un socialismo.
Esa discusión es la que está planteada y es la que hace que los grandes grupos económicos hagan causa común con RCTV. Este es el problema de fondo.
A medida que pasa el tiempo, se ve que no se contempla que se está dando una disputa. Hay una auto marginalización. Si la prensa alternativa es dinámica, ¿cómo podría aportar a este nuevo concepto político que hace años era impensado?
Correspondiéndose mejor con una situación en la que hoy hay otros temas que andan dando vueltas, sin caer en la grosería de limitarse y no ver el problema de fondo en las cuestiones. Aparece una región y la posibilidad de un intercambio distinto con esa región que antes no existía. Trabajar esos temas con persistencia pero con inteligencia, es toda una tarea.
Hay medios que pueden distorsionar su contenido y no entienden las situaciones como una disputa y sí como una cuestión profesional. Es decir, quieren hacer un periodismo de calidad, no ser un medio alternativista, dicho despectivamente, y no se plantean la disputa en el terreno cultural, ideológico.
Hay que construir desde lo alternativo y desde la comunicación la fuerza que me permite tener una espalda donde en la lucha de ideas cada cosa que digo, la sostengo con algo.
La medios alternativos deben comprometerse con el espacio en el que se encuentran, con la sociedad en la que viven, con la comunidad y serán mejores que los demás. Pero para eso tienen que construir, tienen que acumular, ser muy audaces para ir por lo demás. No me puedo dejar penetrar por el discurso del enemigo.
Nosotros planteamos un desafío superior, es más complicado, pero es más serio, y aunque no lo parezca, es lo que nos permite a nosotros construir algo mejor, no sólo decir dos o tres verdades.
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