martes, 13 de marzo de 2007

Hay 25 viandas que desvelan al gobierno municipal.


A simple vista, no es una cuestión de Estado. Aunque tal vez pase a serlo desde ahora. Su trascendencia pública fue, hasta aquí, el principal temor de los funcionarios involucrados en resolver que 25 porciones de tarta de verdura, e idénticas raciones de agua mineral, lleguen en buenas condiciones y a destino para que la guardería reabra sus puertas a dos semanas de iniciado el ciclo lectivo escolar.
Desde hace 15 días un nuevo desvelo acicatea a las autoridades municipales que, en el más alto nivel del Gobierno, procuran evitar que se convierta en otro motivo de malquistación con su jefe político, el diputado nacional Jorge Villaverde. Algo que ocurrió hace una semana cuando ni el intendente Manuel Rodríguez ni el secretario de Gobierno, Alberto Auruccio y el titular de la secretaría Privada, Julio Cardozo, supieron explicar la presencia de Raúl Aballay en las negociaciones salariales con el Sindicato Municipal.La preocupación por esquivar lo que se descuenta como la ira segura del caudillo con la trascendencia pública de este nuevo asunto, no logró traducirse todavía en una solución práctica que saque del atolladero a ese trío de funcionarios, en torno al que gira la suerte del Departamento Ejecutivo. Eso explica la urgencia puesta de manifiesto por Rodríguez en sus gestiones con el subsecretario de Educación, Carlos Martínez, el presidente del Consejo Escolar, Luis Meza, y el secretario de Bienestar Social, Carlos Morelli, quienes asisten como think tank al jefe comunal, sin que el know how que aportaron haya logrado elucidar la ingeniería gubernamental suficiente para disipar el enigma que no logran desbrozar. La nueva cuestión de Estado, aunque no lo parezca, es la provisión de 25 viandas y la contratación de dos docentes para que la guardería que funciona desde hace una década en el Sindicato de Municipales, retome su actividad cuando ya hace dos semanas que se inició el ciclo lectivo y su ausencia es palpable no solo para los empleados que recurren a ella.Entre otras incomodidades derivadas de la estrechez de las dependencias que tiene asignadas en la planta baja de la Casa Municipal, Auruccio debió lidiar un par de días con otra limitación. Al menos una de las ocho empleadas que tiene asignadas, tuvo sentado en su escritorio a uno de sus hijos en edad escolar, a la espera que su madre cumpla con sus obligaciones en ese área.No es el único caso, ya que se trata de 25 menores de entre 6 y 12 años que no pueden concurrir a la guardería inaugurada en 1997 por la entonces intendente Hebe Marucco y el entonces senador Villaverde, luego del acuerdo alcanzado con dirigentes sindicales para resolver un problema real: que los hijos de personal estatal en edad escolar y que cursan estudios en establecimientos cercanos, no deambulen por paseos públicos hasta que sus progenitores cumplan su jornada laboral.El compromiso de las partes derivó entonces en que el Sindicato acondicionase el segundo piso de su edificio y en que la comuna se encargase de la provisión de una colación que consiste en un agua mineral sin gas, una porción de tarta de verduras y un postre, similar a las que las firmas lácteas comercializan a través de almacenes y supermercados.Sin la nostalgia evocativa de los villaverdistas que añoran su perdida edad de oro y esplendor, fuentes sindicales admitieron que con Marucco el acuerdo funcionó de perillas. ”Jamás tuvimos un problema”, enuncian en contraste con los comentarios que les merece en este apartado singular la gestión de Rodríguez, a quien sin embargo no achacan malicia política. Aunque sí impericia para asistir a los menores durante los 150 minutos que median entre las 12 y lasa 14.30.“A fin de diciembre, le advertimos que la guardería, que por ley debería cubrir íntegramente la Municipalidad, no reabriría sus puertas en marzo si no estaban las dos docentes y las viandas llegaban en tiempo y forma y también si no se la conformaba con alimentos frescos”, recalcó una fuente sindical que, no obstante, evitó dar mayores precisiones.En un solo punto admitieron hacerlo: “hace tres años que venimos atendiendo a los pibes con los pocos militantes que tienen licencia gremial. Lo hacemos para cubrir a nuestros afiliados. Pero la verdad es que no tenemos personal capacitado y es una tarea que no nos corresponde realizar y al Municipio sí.” Quienes tienen acceso a la intimidad de la gestión de Rodríguez confiaron que al Intendente le preocupa más dar una solución a este tema que los expedientes que se acumulan a la espera de su firma pero que no estampa en ellos hasta que el caudillo Jorge Villaverde lo autorice a hacerlo.Tal vez porque está al tanto que este reclamo figuró en la agenda de demandas que el Sindicato viene abordando con Auruccio y Cardozo y teme que sume escalas a un conflicto en ciernes, si es que esta semana no logra cristalizarse un anuncio que otorgue vigencia desde el 1º de marzo al incremento salarial que vienen negociando con los gremialistas.La parte del problema que se reveló insoluble parece asociada a la concepción del Estado municipal que desarrollan sus funcionarios. Así parece desprenderse,al menos, del comentario realizado por Morelli y reproducido por una fuente oficial que reclamó reserva, en medio de la caza de brujas desatada por el oficialismo para establecer quién o quienes filtran información a la prensa.“La verdad es que a ningún proveedor le interesa llevar 25 viandas”, argumentó Morelli para justificar la demora en resolver este punto. Una situación que no afectó los servicios de merienda contratados para las colonias de verano, que se cumplieron sin inconvenientes. Voceros gremiales consultados por Info Región descartaron de plano cualquier especulación electoral, sectorial o política, sobre la falta de respuesta del Municipio. “El problema es que se convirtió en un elefante blanco”, subrayaron.Daniel Bilotta

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