El día 23 de agosto las Naciones Unidas acordaron celebrar el día internacional para el recuerdo del comercio de esclavos y su abolición. Desde entonces se pretende mantener en el recuerdo de todos nosotros la enorme tragedia que mantuvo a miles y millones de personas bajo la explotación de otros seres humanos por el simple argumento de que su raza era inferior a la blanca.
La trata de esclavos transatlántica y la esclavitud resultante de la misma constituyen el primer sistema de mundialización de la historia y, por ende, la materia invisible de las relaciones entre África, las Américas y las Antillas. Este episodio dramático de la historia de la humanidad, por su coste humano (decenas de millones de víctimas), por la ideología en que se basó (la construcción intelectual del desprecio de la cultura africana y por consiguiente del racismo para justificar la venta de seres humanos como mercancías según la definición del Código Negro Francés), y por la medida en que desintegró la estructura económica, social y cultural del continente africano, obliga a poner en tela de juicio el silencio histórico que lo ha envuelto durante mucho tiempo.
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